Hacia un modelo pentagonal para la Habilitación Física de Barrios
Ya son varios los proyectos, algunos los años, y muchas las reuniones con personas involucradas en el tema de la habilitación física de barrios, ello nos permiten esbozar lo que hemos llamado “modelo pentagonal para procesos de vinculación” (linking process) para trabajar este tema. Cuando decimos “procesos de vinculación” nos referimos a procedimientos que permitan superar el consideramos el principal flagelo que resolver: la fractura urbana.
Tanto la ciudad como la posibilidad de hacer proyectos urbanos que permitan mejorar las condiciones físicas de los barrios están fracturadas, y esta fractura tiene muchos estadios. Por supuesto que están aquellas del tipo físico-espacial, el ejemplo mas evidente nos lo hizo ver Fina, una habitante de uno de los tantos sub-barrios de Petare, quien debe recorrer mas de 90 minutos por caminos y escaleras intrincadas para arribar a la estación de Metro mas cercana, ubicada a poco menos de 800 metros lineales de su casa. Los barrios caraqueños se caracterizan por estar separados del resto de la ciudad, esta condición tiende a repetirse en los barrios a nivel nacional, ellos fueron construidos en los terrenos mas desfavorables y, aún cercanos geográficamente, la relación entre ellos y el resto de la ciudad está fracturada. Y esta fractura también se evidencia en la falta de equipamientos y servicios que distancia al barrio de las condiciones mínimas para ser considerados como ciudad.
Pero la fractura tiene un sentido mucho mas amplio, así también la distancia entre los proyectos factibles en la Venezuela actual versus la necesidad de proyectos mas estructurales que permitan mejorar las condiciones urbanas de nuestros barrios.
Cuando tuve la oportunidad de compartir cátedra con Josefina Baldó y Carmenofelia Machado, la vez que fueron invitadas a una experiencia académica de habilitación física de barrios en la Universidad Simón Bolívar, nos sorprendió el dato de los 30 mil millones de dólares que costaría habilitar físicamente todos los barrios de Venezuela según el proyecto CAMEBA. Un monto que suena grande pero que es diminuto en comparación a los recursos que ha manejado el estado venezolano en la última década. De manera que también hay una distancia entre la problemática de quienes viven en barrios y la capacidad y/o deseo real de los gestores públicos para resolver estas dificultades.
Al final de cuentas, las soluciones merecen ser miradas desde varios puntos de vista, o mejor, estamos obligados a mirar desde varios puntos de vista si pretendemos resolver un flagelo cuya complejidad es evidente. Sin la articulación de varias miradas, deseos, impulsos, es muy difícil coordinar una transformación real de habilitación física de barrios. De allí que hayamos decidido mostrar este prospecto de modelo que busca orquestar intereses para una futura habilitación física de barrios que esperemos, algún día llegue.
Porque estamos convencidos que habilitar físicamente los barrios venezolanos es mas que posible, pero solo se lograría con el vínculo y acoplamiento de distintas miradas. Se trata, como dijo Alfonso Toro –antropólogo mejicano- de “des-limitar” las miradas disciplinares sobre el proyecto para lo cual es obligatorio “de-limitar” el caso de estudio. Se trata de colocar en el centro al barrio, comprenderlo, para atacarlo desde varios puntos de vista.
En este “modelo pentagonal para procesos de vinculación”, proponemos estudiar al barrio –incluso proponemos escoger uno que permita servir de caso de estudio, de proyecto piloto para validar el modelo y así irlo redefiniendo- a partir de cinco ejes constituidos cada uno por dos polos que merecen ser vinculados.
El primero de los ejes, que con toda intención colocamos en el vértice superior del pentágono, son los vínculos desde lo social (SOCIAL LINKS) cuyo foco está en procurar un “ensanchamiento ecuatorial” entre las necesidades sentidas (felt needs) de las comunidades y las necesidades normativas (proscribed needs) de los técnicos.
Sobre esto ya trabajé algunas ideas en mis artículos TRES NUDOS y LO TRANSDISCIPLINARIO en proyectos desarrollados en contextos de pobreza, textos que fueron publicados por la revista Elementos de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Por un lado, hay mucha gente -muchos de ellos que han tenido el poder de toma de decisiones- que han privado las necesidades normativas de los planificadores por encima de las necesidades comunitarias. La consecuencia ha sido obvia, la ciudad y sus barrios han crecido a una velocidad mayor a la capacidad de ordenamiento de sus gobiernos, demostrando la enorme capacidad de desarrollo “inmobiliario” que tiene la gente, aunque proliferando un crecimiento urbano que apunta a la fragmentación. De manera que nos resulta inaceptable una planificación urbana que desoiga a las comunidades quienes conocen verdaderamente sus problemas y algunas veces tienen claridad sobre cómo solucionarlos.
Pero la mirada opuesta puede ser igual de dañina, nos referimos a privar las necesidades sentidas de las comunidades sobre las necesidades proscritas de los que tienen conocimiento en planificación urbana. El empoderamiento comunitario o comunal (términos muy distintos), esconde una falacia que puede ser muy perjudicial para la ciudad: pretender que un grupo autónomo pueda articular soluciones sobre el espacio físico desatendiendo las consecuencias que ello tiene sobre el entorno, imposibilitándose la construcción de una ciudad integrada. Las soluciones parceladas promueven la fragmentación y reducen la posibilidad de pensar proyectos sistémicos, donde las acciones estructurales vayan mas allá de fracciones territoriales.
De allí que esta necesidad de comenzar a tender puentes, generar conexiones, vínculos entre estas dos necesidades, es la estrategia mas importante que tenemos que promover si pretendemos trabajar el tema de los barrios venezolanos y sus articulaciones con el resto de la ciudad. Los planificadores –sean arquitectos, urbanistas, sociólogos o políticos- deben escuchar los tan nombrados “poderes creadores del pueblo”; pero esas comunidades también deben escuchar las necesidades que estos técnicos traen consigo. La solución seguramente, estará en un lugar intermedio, vinculado, de ambas necesidades.
El segundo eje es el ambiental (ENVIRONMETAL LINKS) que en el modelo pentagonal está uno de los vértices inferiores y, con el eje económico (ECONOMICAL LINKS) constituyen la base del pentágono. Quisiera recordar que estas tres miradas hasta ahora mencionadas: lo social, lo ambiental y lo económico conforman la tríada para el desarrollo sostenible; la necesidad de mirar con atención los valores de la preexistencia procurando mantenerlos para las generaciones futuras, para lo cuál hay que minimizar los impactos negativos sobre el medio, sirven de soporte fundamental para el modelo.
Sobre las vinculaciones ambientales, debo decir que el manejo de los riesgos y amenazas (risk and threats) asociados a nuestros asentamientos informales están entre los aspectos fundamentales a ser tomados en cuenta. Conversaciones con expertos como el geotécnico Daniel Salcedo y el ingeniero hidráulico Eduardo Martínez así lo evidencian, pero también el tema del riesgo está siempre presente en los talleres de análisis y diseño participativo que hemos desarrollado con ciudadanos que habitan Petare. La vinculación en este caso, se trata de procurar un solapamiento entre cada una de las acciones de infraestructura que se lleven adelante con la problemática ambiental; cada servicio y equipamiento (service and facilities) construido debería ser una manera de avanzar en la minimización de la problemática ambiental de los barrios. Esto pareciera una perogrullada, pero el tema del riesgo suele verse como un problema de gran escala y las acciones mas puntuales suelen desatender el problema del riesgo por considerarlo inabarcable. Pensar integralmente aunque se actúe de manera local, puede ser un mecanismo para permitir que cada acción de infraestructura que se logre sea un mecanismo para minimizar riesgos y amenazas de carácter ambiental.
Luego, la vinculación económica trae consigo una llamada a liberarnos del rentismo. Se trata de buscar vinculaciones entre los recursos públicos (public resources) y los privados (private resources) para procurar articular acciones para atender la habilitación física de los barrios. Decir que los recursos públicos deberían servir para intervenir en la mejora de los barrios ya debería ser obvio, pero nos referimos también a que dichas intervenciones se logren hacer de manera concertada, permitir que diferentes actores públicos actúen coordinadamente permitirá un mejor aprovechamiento de los recursos. Pero también nos referimos a la importancia de la inversión privada para construir ciudad, los diseñadores urbanos sabemos que la ciudad se construye también a partir del desarrollo de los terrenos privados, sin embargo, la planificación reciente ha desatendido esto como posibilidad para transformar positivamente nuestras ciudades.
El cuarto eje, los vínculos asociados a la gestión (MANAGEMENT LINKS) surge de la experiencia de trabajar con comunidades. Uno de los grandes nudos para poder avanzar en proyectos de transformación urbana en contextos de pobreza surge ante la imposibilidad que tenemos como ciudadanos de esperar a las transformaciones lentas que exigen, a veces, los planes urbanos. El tiempo de la ciudad es mucho mayor al de sus ciudadanos y hay acciones cuyos resultados aparecerán mucho mas allá del tiempo de vida de quienes allí habitan y mucho mas allá del tiempo de gestión de sus gobernantes. Pero el drama que se vive en los barrios es mas que evidente, la problemática urbana llega a ser alarmante y es comprensible que haya necesidad de tener resultados inmediatos. Este es quizá el vínculo mas difícil de lograr pero, al mismo tiempo, mas necesario, se trata de procurar acciones que conecten las exigencias desde la urgencia con proyectos de largo plazo mas asociados a la larga historia de las ciudades. Se trata de preguntarnos constantemente cómo dar soluciones inmediatas, ante el desespero de la cotidianidad complicada, pero que ellas ayuden a soñar en una ciudad con un proceso de transformación mas estructural, de mas largo aliento.
Dejamos para el final el tipo de vínculo sobre el que mas tenemos de que hablar, por nuestra condición ligada a la arquitectura y el diseño urbano; los vínculos urbanos (URBAN LINKS) traducidos en proyectos de arquitectura, arquitectura urbana y/o arquitectura del paisaje que permitan vincular los sectores informales con el resto de la ciudad. Se trata de buscar proyectos híbridos que permitan acercar las dos realidades para darles continuidad pero manteniendo sus valores. Dejamos de último este vínculo para dejar abierto nuestro deseo de proyectar, algún día, un sistema de conexiones que permitan tejer una ciudad ahora fragmentada.
Este modelo pentagonal, se entiende como una manera de evaluar un caso de estudio, un barrio. El anillo pentagonal deformado, busca que sus vértices prioricen cuál polo merece mas atención al momento de avanzar en la intervención. Y estamos diseñando una metodología que permita, a través de la consulta por la vía de talleres de análisis y diseño participativo, definir estas prioridades.
En el fondo, esta metodología que estamos explorando busca confiar en la ciudad, y en sus ciudadanos como parte indisociable de ella. La ciudad vinculada podría permitir ser el espacio para el desarrollo de las potencialidades individuales del ciudadano; porque una ciudad vinculada maximiza las oportunidades de conectarse con el otro, maximiza también la diversidad, la libertad, el deseo de vivir en ciudad y de ser felices en ese tránsito.