El punto de encuentro fué en el nivel superior de la escuela, donde un muro separa la relación visual con la belleza del paisaje.

En un salón de usos múltiples techado (y amurallado) se reúnen los chamos de la escuela para participar en el taller.

Aquí Cheo Carvajal, junto a Juantxo Pinto, desarrollan sus dotes de cuentacuentos (o cuentero, como prefiera llamarse). Motivando a los chamos a pensar el espacio público y el caminar como manera de integrar al barrio.

Invitamos a los niños a subirse a un escritorio, desde él asomarse por los bloques de ventilación y mirar una cancha de grama artificial (recientemente construida por la Alcaldía de Sucre) y un terreno desocupado (o mas bien ocupado por escombros) que separa la escuela de esa cancha.

Trabajaríamos en DISEÑO PARTICIPATIVO en la cancha, buscando ideas para conectarla con la escuela usando el terreno subutilizado que las separa. El camino para llegar de un lugar ahora es ahora un trecho tortuoso, largo, sin aceras, apenas 50 metros de terreno aprovechable separa dos momentos urbanos: la escuela y la cancha; pero la caminata tiene que ser cercana al kilómetro.

El primer paso fue pararnos a mirar la escuela desde la cancha, inmediatamente los niños reconocieron el lugar desde donde se asomaron, subidos a un escritorio para que la vista alcanzara. ¿Por qué estas dos cosas están tan lejos, si en realidad están tan cerca?

De aquí en adelante, lo demás fue fácil, pura diversión corriendo por la grama y dibujando sueños sobre cómo intervenir el terreno para conectar la escuela con la cancha. Nos dividimos en grupos, cada uno de nosotros trabajó con los chamos tratando de mezclar necesidades normativas del arquitecto y necesidades sentidas que los niños transmitían como deseos de transformación.

El grupo liderado por Josymar muestra orgulloso el resultado del trabajo. No solo me impresionó, nuevamente, la capacidad de liderazgo de Josy plasmado esta vez en el papel, sino la belleza del paisaje que les servía de fondo.

Mostrando orgullosos el trabajo realizado.

Esta vez decidimos trabajar con este dispositivo que bautizamos MANOSHOP. Dos bases de cartón (desperdicio del plotter) sirven de base para un acrílico que enmarca el paisaje y que permite dibujar sobre él los sueños con-versados para transformar el lugar. Aquí Rodrigo en un doble rol de proyectista y traductor.

Santiago intenta controlar a unos chamos que saltan emocionados de estar en la cancha, mientras una niña muestra orgullosa el resultado del trabajo en el MANOSHOP.

Josymar cuadrando el resultado del MANOSHOP en el paisaje.

Mientras tanto, otro grupo de chamos muestra los resultados de su exploración urbana. Al fondo se ve el espacio objeto del estudio.

Aquí lo que se ve desde la cancha… al fondo la escuela

Aquí lo que se ve desde la cancha, después de los sueños plasmados sobre el acrílico del MANOSHOP: parques, toboganes para bajar desde la escuela, caminerìas, piscinas, al fondo un hospital, sanitarios, un techo para bailar en matinée… al fondo la escuela, ahora conectada.

Uno de los dibujos realizados.

Otro de los dibujos realizados.