El club de La Hermandad Gallega ubicado en la zona de Maripérez, ocupa un bloque completo de manzana que se ha ido formando a lo largo del tiempo por una sumatoria de edificios diferentes entre sí, partiendo de la casa original del club, que ocupa el frente Este hacia la avenida Sandino.

Las otras edificaciones más recientes, tienen una lectura formal clara como piezas y albergan un vasto y variado programa. Los espacios intermedios han sido ocupados por actividades deportivas y recreativas, como piscinas, canchas y terrazas de estar (bingo, batalla), constituyéndose como el más importante campo de interacción entre los miembros de la comunidad, y los espacios en cuyo recorridos se pueden identificar las piezas de todo el conjunto.

Sin embargo el Frente Norte, constituye un terreno en el que se han anexado fortuitamente al bar La Marina, distintas estructuras de apoyo programático que, por causa de su adosamiento informal, han derivado  espacios residuales y poco aprovechados. La importancia de intervenir este conjunto radica en la necesidad de una apropiada estructuración de los espacios que albergan los SERVICIOS DE APOYO a todo el club.

El tema de LA INTEGRACIÓN se hace fundamental aquí, porque aunque Hermandad implica comunidad, la manera en que se ha ido conformando ha resultado en piezas aisladas colocadas sobre un mismo territorio. Es posible plantearse un plan maestro retroactivo para esta ciudad que ya funciona dentro de un bloque de manzana, tomando como punto de partida la posibilidad de intervención de este subconjunto de Servicios y se extienda a lo largo de las áreas exteriores comunes.

La apuesta entonces consiste en lograr la integración de este frente de Servicios: a nivel estructural con las otras edificaciones inmediatas, dándole cabida a los espacios intermedios, y desde el punto de vista funcional, logrando una combinación de programas y exaltando los valores del club como campo de interacción humana.