La transdisiplinareidad es una de las estrategias que hemos asumido para le gestión de proyectos, especialmente si se trata de trabajar en contextos de pobreza. Se trata de procurar intervenciones híbridas que permitan la actuación desde diferentes ópticas, el antropólogo Néstor García Canclini habla sobre la necesidad de unas “ciencias sociales nómadas, capaces de circular por las escaleras que comunican esos pisos”, los de las diferentes disciplinas, “o mejor: que rediseñen los planos y comuniquen horizontalmente los niveles”. De este modo, un psicólogo comunitario puede dar opiniones de un proyecto que solían ser del dominio del diseñador urbano, y viceversa. Del mismo modo, en ejercicios de diseño participativo se hace muy útil invitar a un miembro de la comunidad a colocarse en el rol del arquitecto, por tan solo poner ejemplos que procuren hacer evidente el juego de la transdisiplinareidad
Buscando precisar estos conceptos Ignacio Cardona ha escrito Lo transdisciplinario en la gestión de proyectos urbanos en contextos de pobreza, artículo que fue publicado en el número 70 de la revista arbitrada Elementos (Puebla, México) .
Luego de plantear el conflicto, buscando precisar las reflexiones en torno a contextos de pobreza, el artículo comienza relatando una experiencia de “interdisciplinareidad” suscitada en el Barrio Antonio José de Sucre de Petare, el sector urbano informal mas denso de América Latina. Esta experiencia fallida sirve de catapulta para precisar una postura que el proyectista puede/debe asumir al momento de intervenir en diálogo con las comunidades.
Luego de definir los conceptos de transdisiplinareidad, el artículo utiliza como herramienta lo aprendido en la experiencia de la Escuela Técnica Kanaimö donde el equipo fue convocado a mediar entre un promotor social gubernamental y la comunidad indígena, etnia pemón, del lugar para procurar la construcción de una escuela.
El trabajo se inició desde el conflicto, con materiales ya comprados la comunidad amenazada con incendiar la escuela si era construida, su arquitectura no respondía a las lógicas culturales de la tradición indígena. Luego de varios meses de trabajo de diseño participativo, estrategias transdisciplinarias permitieron el diseño híbrido que respondía a las sorprendentes y profundas necesidades sentidas de los indígenas a la par de permitir cumplir con necesidades normativas gubernamentales de lograr un equipamiento educativo.
Para leer el artículo completo, click aquí: http://www.elementos.buap.mx/num70/pdf/37.pdf
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